La leccion de la Mariposa ( No siempre ayudamos como pensamos)

Publicado por Don Pepe Coffee | | Posted On 21 de julio de 2011 at 12:21



Un día, una pequeña abertura apareció en un capullo. Un hombre se sentó junto a él y observó durante varias horas cómo la mariposa se esforzaba tratando de que su cuerpo pasase a través de aquel pequeño agujero. Le pareció que ella solaya no lograría ningún progreso. Parecía que había hecho todo lo que podía, pero no conseguí agrandarlo. Entonces el hombre decidió ayudar a la mariposa: tomó unas tijeras y cortó el resto del capullo.
La marposa entonces, salió facilmente. Pero su cuerpo estaba atrofiado, era pequeño y tenía las alas aplastadas. El hombre continuó observándola porque él esperaba que, en cualquier momento, las alas se abrirían, y se agitarían, y serían capaces de soportar el cuerpo, que a su vez se iría fortaleciendo.








Pero nada de eso ocurrió. La realidad es que la mariposa pasó el resto de su vida arrastrándose con un cuerpo deforme y unas alas atrofiadas. Nunca fue capaz de volar. Lo que aquel hombre no comprendió, a pesar de su gentileza y su voluntad de ayudar, era que aquel capullo apretado que observaba aquel día, y el esfuerzo necesario para que la mariposa pasara a través de esa pequeña abertura, era el modo por el cual la naturaleza hacía que la salida de fluidos desde el cuerpo de la mariposa llegara a las alas, de manera que fuera capaz de volar una vez libre del capullo.



En su afán de ayudar, de evitar un esfuerzo, o un sufrimiento, la había dejado lisiada para toda la vida.


No siempre la ayuda, es  "ayuda".

La leyenda del Cafe

Publicado por Don Pepe Coffee | | Posted On 6 de mayo de 2011 at 17:20

Por el año seiscientos vivió en Etiopía un pastor llamado Kaldi. Cierto día que cuidaba su rebaño de cabras notó que los animales desarrollaban una conducta extraña. Nerviosamente iban y venían, subían y bajaban, en un estado de agitación que se prolongó todo el camino de regreso y persistió durante una noche, que se volvió interminable. Sólo a la mañana siguiente el rebaño pareció calmarse y fue así como siguió con mansedumbre al amodorrado pastor hasta las zonas de pastura.


Hasta que unas cerezas tentadoras detuvieron su paso, y luego de mordisquearlas, las cabras retomaron su conducta nerviosa del día anterior.

Kaldi observó las plantas que aparentemente habían causado el cambio en su rebaño y probó con cautela una hojita y un fruto.

Lo primero que percibió fue que no se trataba de un arbusto de cerezas, y que el sabor no era tan agradable como el que esperaba. Pero también sintió que el cansancio producido por la larga noche de insomnio se había desvanecido y era remplazado por una energía que lo impulsaba a la acción.
Kaldi tomó consigo unas ramas florecidas y encabezó la marcha hacia un monasterio que se encontraba a pocos kilómetros. A paso vivo lo seguía su rebaño. Al llegar a la casa religiosa, el pastor fue introducido a presencia del Abad, mientras sus animales quedaban al cuidado de unos desorientados monjes.
Informado del descubrimiento, el Abad llevó a Kaldi a la cocina, y prudentemente hirvió una rama con algunos frutos rojos.


Pero cuando probó el gusto de ambos, le pareció tan desagradable que en un impulso arrojó el atado entero sobre el fuego. La cocina se vio invadida de un aroma delicioso que indujo al Abad a hacer una nueva prueba. Tomó el fruto tostado y preparó una infusión que, con su perfume cálido atrajo a un grupo de monjes a la cocina.

Así nació el café, de Etiopía al mundo; probado por unas cabras, descubierto por un pastor, tostado por un Abad, celebrado por unos monjes, que nunca pudieron imaginar que ese enérgico sabor se seguiría prolongando durante siglos.



Poema Corte de Cafe de Efrain Bartolome

Publicado por Don Pepe Coffee | Etiquetas: , , , , , , | Posted On 14 de abril de 2011 at 17:45

I
Hoy he visto una sombra lenta sombra amarilla
ofrecer su trabajo para cortar café
a las puertas de mi casa
Y se ven tantas sombras iguales en la calle
que sabrá amarillento
el café de la tarde.
III
Hoy vi a un hombre sonriendo torpemente
Se destrozó los dedos
recogiendo café del piso de estos días amargos
Con estas mismas manos acaricia su hambre
a la hora del posol
A la hora justa en que alguien bebe café
con restos de esta sangre
Con sangre de estos dedos
Con dedos de estos años
De otros
que son los mismos
En esta exacta hora encendida de rojo
en que un hombre sonríe torpemente
a sus manos con sangre.
IV
El cafetal La sombra La serpiente
Este vapor que ahoga
: húmedo trapo entrando en los pulmones
La tierra en que te vas hundiendo
desde hace cuánto
por quién para qué por qué
Responda la nauyaca
del incierto color de su veneno
Contesta nigua
desde la carne tierna bajo la uña
Talaje Piojo
Escarabajo Chinche Casampulga
De cada moretón
De cada cicatriz en
la piel de la vida
Respondan!
V
Qué silencio en el fondo del cafetal
Qué oscuridad moviendo las hojas más delgadas de los árboles
Qué altura truena bajo los pies sobre las hojas secas
Al tallo del cafeto se enrosca el miedo
Arriba
tras la techumbre en sombra de los árboles
el durísimo sol
babea su rabia.



VI
Y quién dice que no vienen del sol todos los males
Y por qué no
Si cada red de luz lanzada sobre el mundo
fermenta el malestar
Convierte en larvas los huevecillos de la enfermedad
Hinca la brasa cruel de su cigarro
sobre la piel más tierna
Pero también desangra las lagunas
Adelgaza los ríos
Luye los cortinajes de la lluvia
y hace surgir las gotas de sudor
humana transparencia
como un collar de sal
que a veces da sabor
o cae
sobre una llaga.




VII
Aquél siembra café con sus manos rugosas
Ése poda el café con sus ásperas manos
Otro corta el café con manos rudas
Manos iguales despulpan el café
Alguien lava el café
y se hiere
las manos

Otro cuida el café mientras se seca
y se secan sus manos
Alguien dora el café
y se quema las manos
Otro más va a molerlo
y a molerse las manos
Alguien lo beberá
Y lo encontrará
amargo.